La tabula rasa

El término latino tabula rasa ha sido utilizado miles de veces en textos que exploran la dicotomía entre crianza o naturaleza y el desarrollo psicológico durante la niñez y adolescencia. Es también una premisa utilizada cuando intentamos definir lo que es el sexo y el género. ¿Con qué nacemos y qué adquirimos de manera cultural? ¿Tenemos las mujeres un instinto que nos lleva hacia el cuidado de otras personas? ¿O nos educan —la televisión, los juguetes, los anuncios, los libros de la escuela, nuestra familia— para que sea una labor que se siente como innata? La exposición Intervenidas, en la galería de la Tienda del Museo de las Américas, trae a colación el asunto de la tabula rasa al presentarle a cada artista del colectivo seleccionado un lienzo en blanco de pequeño formato y dejar a cada una que lo utilice con creatividad para producir una pieza de artes visuales.

El título Intervenidas hace alusión al soporte que las creadoras deben, precisamente, intervenir, para lograr una creación visual. Sin embargo, podemos darle una vuelta al título y preguntarnos: ¿por qué “intervenidas” y no “intervenido” o “lienzo intervenido”? Esto demuestra que las curadoras, Waleska Rivera Ramos e Iris Nanette Vázquez Ortiz, así como la directora del museo, María Ángela López Vilella —quien generó la idea inicial para el proyecto— no estaban pensando únicamente en el lienzo intervenido cuando diseñaron la muestra, sino en las artistas como mujeres o personas intervenidas: por el patriarcado, el sistema que racializa los cuerpos y los oprime, el colonialismo que vivimos en Puerto Rico, el Caribe y toda América Latina. Además, es un arte intervenido, pues con la pauta del lienzo en blanco, las curadoras hacen una intervención en el proceso creativo de las participantes poniendo un pie forzado a lo que pueden someter a la exposición.

La doctora Laura Bravo presentó un ensayo —que acompaña la exposición a modo de intervención teórica— planteando un acercamiento feminista a las obras y dando prioridad al aspecto del rescate de la historia del arte de las mujeres y la justa remuneración por su trabajo, pero la exposición se destaca por ser algo más que una colección de obras hechas por mujeres, ya que presenta elementos artísticos de forma y contenido que se asocian al trabajo de nosotras, especialmente el visual y el doméstico. El proyecto curatorial da un espacio a artistas, jóvenes y veteranas [*], para explorar sus subjetividades a través de una diversidad de materiales. Las artistas Elsa María Meléndez y Yolanda Velázquez, por ejemplo, presentan piezas en donde el acto de coser y puntear (labor asignada históricamente a las mujeres) es protagonista, y medio para cuestionar la situación de Puerto Rico desde el punto de vista de ellas como mujeres.

Yolanda Velázquez, Parcho, 2020.
Elsa María Meléndez, Nos alimentan, 2020.

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En Parcho (2020), Velázquez nos muestra un Uróboro, que es símbolo común en su obra reciente, creado a partir de una trenza de pelo, elemento alusivo a la historia de las mujeres. A Yolanda le interesa la trenza como símbolo de unión y de peso en nuestra imagen y vida. El Uróboro da la vuelta a la isla de Puerto Rico, que es atravesada con una aguja que ha sido enhebrada con un pelo de la misma trenza. No solo la imagen está estampada —en negativo—sobre un pedazo de tela bordado, sino que la acción de coser es el punto focal de la obra.

Por su parte, Elsa María Meléndez, en Nos alimentan (2020), interviene su lienzo con una serie de texturas creadas con tejidos de distintos tipos. Llama la atención un ojo que sobresale, ya que el tejido descansa sobre guata que se puede observar. El mismo no está completamente cerrado, como si fuera un cojín, sino que el material interior es visible. De esta manera, al igual que la producción de Velázquez, el de Meléndez nos recuerda el trabajo de las mujeres y su fuerza creadora que ha sido borrada de la historia del arte en aras de presentar únicamente medios aceptados por el patriarcado colonial: pintura, escultura y arquitectura. Ambas piezas tienen un fuerte contenido político, estableciendo una relación poética entre costura y cuerpo que habita nuestro archipiélago. El tejido es también el medio en la obra Pies descalzos, de Annelisse Molini.

Annelisse Molini, Pies descalzos, 2020.
Maribel Canales Rosario, La bella durmiente, 2020.
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En las creaciones de Velázquez, Meléndez y Molini, el medio sobresale como material feminizado, sin embargo, otras obras de la exposición llaman la atención por sus temas explorados a través de los ojos y los cuerpos de las mujeres, como el espacio doméstico o las imposiciones corporales. La obra de Maribel Canales Rosario, La bella durmiente (2020), explora las imposiciones de belleza asociadas específicamente con la cabellera, tema que también es relevante a la obra de Yolanda Velázquez. Donde se separan ambos trabajos es que la pintura de Canales juega con la idea del pelo rizado, el peinado y el enredo para cuestionar la racialización de su cuerpo. Maribel Canales es una artista negra en un país que ha negado su racismo históricamente, mientras vivimos en una sociedad supremacista blanca e hispanófila. Las mujeres negras en Puerto Rico se han sentido obligadas, en su mayoría, a alisar su cabello o utilizar productos que acerquen la fisionomía de sus hebras a las de las mujeres blancas. Esto ha sido una imposición construida por lxs blancxs para beneficiarse del privilegio de que sea su anatomía la única aceptada como hermosa. Cuatro peinillas de colores rojo, amarillo, verde y azul insertan sus dientes en la cabellera del autorretrato de la artista. Su pelo se diluye con el fondo, el cual casi no alcanzamos a ver. Su rostro sobresale, como saliendo del agua para tomar aire, y los peines de colores brillantes llaman nuestra atención. Las peinillas pueden, por un lado, ser recuerdo de una niñez en la que la madre peinaba y su gesto se volvía caricia, o bien pueden ser peinillas agresivas, que intentan someter a la cabellera a estándares violentos.

Andrea Pérez Caballero, Antes de que haya peligro de muerte, 2020.

La domesticidad y el encierro son punto de partida para el ejercicio creativo presentado por Andrea Pérez Caballero. A diferencia de la mayoría de las artistas, que utilizaron el lienzo en blanco de 12” x 12” — que se le entregó a las 20 artistas participantes — como un plano en X Y, Pérez Caballero, en su pieza Antes de que haya peligro de muerte (2020), decidió dar tridimensionalidad a su obra y decantarse por la X y la Z en el plano cartesiano. A partir del bastidor cubierto por tela, que funciona en su obra como mesa, la artista construye una casa con cristal, cuyo interior se compone de vidrios rotos y puntiagudos, que surgen de las rocas, que cubren el suelo de la casa, y que tienen un color marrón oscuro, lo que hace que parezcan tierra árida. Los cristales rotos atraviesan el lienzo, y podemos ver sus puntas cortantes por debajo de la casa. Es una escultura muy interesante, como la mayoría de la obra de esta joven artista, quien ganó el Primer Premio en la Muestra Nacional de Artes Plásticas del Instituto de Cultura Puertorriqueña en 2018. La misma no puede sostenerse de un pedestal, como la escultura tradicional, sino que debe colgarse de la pared por uno de los lados del lienzo provisto por el Museo de las Américas. Siendo esta creación de 2020, no podemos más que pensar en los terremotos de enero, que para lxs habitantes del sur han durado todo el año. Pero también debemos pensar que ese “peligro de muerte”, que claramente está dentro del hogar, no es necesariamente la casa que se derrumba con el movimiento de tierra, sino ese enemigo que tenemos muchas mujeres en nuestra propia casa —pareja, esposo, compañero, padre de sus hijxs— y es ese cristal cortante que puede salir de cualquier sitio y herirnos gravemente o incluso matarnos.

Como experta en arte contemporáneo relacionado a la violencia de género en América Latina y el Caribe, Intervenidas me parece una de las mejores muestras que ha dado este 2020 tan caótico. La selección de artistas es excelente. Todas son creadoras de calidad a pesar de su juventud o gracias a su madurez y entran en diálogo mostrando cuáles son sus preocupaciones actuales. Las obras de esta exposición sirven a las espectadoras como espejos y nos vemos reflejadas en ellas. Observamos también una gran variedad de medios y técnicas —desde la abstracción tridimensional, o bidimensional, hasta patrones impresos o dibujados, collage, cerámica, metal, cristal, etc. — demostrando cómo las artistas pueden tomar un simple cuadrado, o una tabula rasa y hacer de ella lo que quieran, como hacemos las mujeres con este molde en el que nos inserta el patriarcado desde antes de nacer.

*Las artistas que participan en la exhibición son: Andrea Pérez Caballero, Annelisse Molini, Annex Burgos, Awilda Sterling, Consuelo Gotay, Dafne Elvira, Damaris Cruz, Dhara Rivera, Elizabeth Barreto Ortiz, Elsa María Meléndez, Linda Sánchez Pintor, Mariantonia Ordoñez, Maribel Canales Rosario, Marnie Pérez Molière, Nina Méndez Martí, Norah Hernández, Poli Marichal, Rosenda Álvarez Faro, Yamileth Flores Reyes y Yolanda Velázquez.

 

La exhibición Intervenidas se puede visitar en el espacio en línea de la Tienda del Museo de Las Américas, en San Juan.