Yiyo Tirado Rivera, Castillos de Arena, 2020. Arena y madera. Foto: Ariel Annexy Labault.
[spacer height=”20px”]Cruzando la Avenida Juan Ponce de León hacia la calle Cerra, en Santurce, estuvo abierta al público la reciente exposición del artista Yiyo Tirado en El Lobi, un local gestionado por artistas y trabajadoras culturales en la ciudad de San Juan. Entre nuevos protocolos de apertura y visita para controlar los contagios del covid-19 se presentó Caribe Hostil, una serie de obras producidas como parte de las investigaciones plásticas de Tirado en torno a la industria del turismo, sus políticas de desplazamiento y su desdén por la conservación medioambiental y la vida humana en la isla de Puerto Rico. Desde su título, la muestra parte de la simbología del paisaje tropical y el desarrollo de la industria turística caribeña a través de acercamientos multimediales en la sala del Lobi. Basándose en la idea del turismo como modelo de transformación económica para el país, formulada desde mediados del siglo XX con la creación del Estado Libre Asociado, Tirado busca problematizar su modus operandi en el contexto del siglo XXI (tras la crisis del ELA) y en medio de la reciente crisis económica y administrativa. La mala administración de fondos públicos y la implantación de proyectos legislativos que buscan salvaguardar la economía del visitante por encima del bienestar social en la Isla son el marco en el que se concibe este proyecto.
Estos señalamientos son evidentes a lo largo del recorrido con la serie Desplazamiento (2020), que documenta la erosión acelerada del terreno de la costa norte en el barrio Puerta de Tierra a causa de la construcción del Paseo Lineal, iniciada en el 2015. En este acercamiento, Tirado reproduce la imagen del barro rojizo, agrietado y expuesto por la remoción de las uvas playeras de este terreno con dos pinturas al óleo y una fotografía impresa, creando un patrón de tonos cálidos y texturas naturales con unas pinceladas cortas y el enfoque del lente fotográfico. El artista también se lanza a denunciar el peligro que sufren nuestras costas a causa de esta misma erosión y aumento de niveles oceánicos con Cocktail Island (2019), presentando, en cuatro lienzos, una ola de pintura acrílica que se apodera gradualmente del espacio. Las filas de sombrillas de papel, como las que se sirven en los típicos cócteles “tropicales”, van reduciéndose hasta desaparecer de la imagen, un guiño a la industria hotelera y a la privatización de nuestras costas, convirtiéndolas en zonas sujetas a la deforestación y la construcción comercial.
Uno de los guiños más cargados de sarcasmo en lo referente a la estética tropical es el uso que hace Tirado de la tipografía y el nombre del histórico hotel Caribe Hilton. Su propósito es demostrar las consecuencias del desarrollo desmedido e inconsciente de nuestro territorio costero para favorecer el consumo extranjero, que han caracterizado a nuestra isla como un “paraíso” manipulado por el ser humano, amenazando la conservación del patrimonio natural.
Ahí se concentra esta obra, homónima a la exhibición, construida con luces de neón azules y la tipografía del logo original del emblemático hotel, construido en 1949 como parte de los proyectos de desarrollo económico para convertir a la Isla en una atracción turística y lograr atraer capital extranjero mediante la otorgación de terrenos para la construcción comercial. Como consecuencia, la reinterpretación del símbolo da lugar a otro señalamiento crítico sobre nuestra realidad caribeña. Simboliza las desigualdades socioeconómicas que viven los residentes de la isla por su notable dependencia del turismo, aun cuando la pandemia del covid-19 ha desestabilizado la industria con las diversas ordenes ejecutivas, la disminución del tráfico internacional y la recesión económica mundial.
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Junto a esta amarga caracterización, el artista expresa un claro descontento y rechazo a la planificación urbana irresponsable que empeora la calidad de vida para los residentes y que favorece la creación de espacios dirigidos al consumo extranjero, sustentando la economía del visitante. Esta postura queda igualmente señalada en Off coarse (2019-2020), con la creación de maquetas de campos de golf encima de las portadas de cuatro libros intervenidos, de modo que representan la explotación territorial en nuestro archipiélago para atraer a un público extranjero con ofertas de entretenimiento “todo incluido” que suelen promover las diversas compañías hoteleras. No es casualidad que los títulos de los cuatro libros intervenidos compartan una misma base teórica económica y financiera. De esta manera, el artista alude a las bases neoliberales que rigen a la industria del turismo y propician la explotación socioeconómica de diversas comunidades.
Quizás las piezas más emblemáticas de la exhibición son las series Plantation (2019-2020) y Castillos de arena (2020), ya que concentran las mayores y mejores dosis del ingenio y la ironía del artista. La primera está formada por cinco aparentes palmeras ensambladas con mapos, alambre y chupones. Las palmeras (entre otras referencias) remiten al paisaje costero de Puerta de Tierra e Isla Verde, donde han sido sembradas luego de la deforestación de la flora autóctona para presentar un ambiente más estereotipadamente “tropical”. Del mismo modo, los materiales del ensamblaje evocan la imagen de los artículos de limpieza utilizados por el personal de la industria de servicio (hoteles y restaurantes). Nuevamente, en esta obra se presentan las vulnerabilidades económicas y ambientales impulsadas por la industria del turismo mediante la falta de planes de desarrollo económico sustentables, así como la inhabilidad del Estado para asegurar oportunidades de empleo a la población local más allá del sector hospedero y de servicio al cliente. De igual manera, mantiene una estrecha relación con la realidad socioeconómica del siglo pasado, caracterizada por el monocultivo azucarero y la escasa oferta laboral fuera del campo agrícola, lo cual propició la fundación del Partido Popular Democrático y el modelo de gobierno actual.
Dentro de la muestra existe también una advertencia, una cierta mirada de preocupación genuina sobre nuestro futuro. La obra que ocupa el centro de la exhibición, titulada Castillos de Arena (2020), presenta una reproducción del hotel Caribe Hilton construida en arena, exponiendo la vulnerabilidad del proyecto arquitectónico frente a los efectos de la erosión de las costas y el cambio climático. Como bien muestra Tirado, la emergencia ambiental tendría un efecto irreversible y drástico en el paisaje caribeño, tal y como se conoce hoy, al no iniciarse las debidas acciones para su conservación y protección. Al igual que en Cocktail Island (2019), el artista discute la fragilidad de las instituciones y modelos económicos existentes y sus consecuencias negativas para la naturaleza y las comunidades autóctonas. Bastaría observar la situación actual en la zona de Ocean Park y Condado, cerca de donde actualmente se encuentra el emblemático Caribe Hilton junto a otros hoteles boutique y lujosos apartamentos de verano, para entender la relevancia de las preocupaciones del artista. La alarmante erosión de las costas, causada por la explotación territorial y la construcción desmedida, es una de las varias situaciones que denuncia Yiyo Tirado en esta exhibición, junto al llamado a acción para prevenir peores daños, porque no serán solo las casas de los desventajados las que se hundirán bajo arena y agua, sino también los “castillos” de los más pudientes.
Si algo nos ha enseñado esta pandemia es la fragilidad de nuestro sistema económico y cómo nos ha afectado al depender tanto del turismo. Las noticias de cierre de hoteles, el despido masivo de asistentes de vuelo y la disminución de ofertas de grupos de viaje a nivel mundial nos deberían llevar a repensar esta industria, a quiénes beneficia y qué relaciones crea en nuestro mundo globalizado. En Puerto Rico, estos hechos han provocado un giro en la opinión pública acerca del turismo, que llegó a exigir el cierre temporero del Aeropuerto Internacional Luis Muñoz Marín, para detener la llegada de viajeros que aprovechan las bajas tarifas de vuelos al Caribe ante la crisis pandémica. Estos factores, sumados a los que explora Tirado en sus obras, enmarcan los patrones de explotación propagados por el turismo en la Isla, los cuales nos obligan a imaginarnos un nuevo modelo económico basado en la conciencia ambiental y la seguridad social para nuestra población. En este propósito, las obras de esta exhibición no solo permiten dilucidar los problemas que nos agobian, sino también sus posibles soluciones.
[spacer height=”20px”]Caribe Hostil se exhibió desde el 27 de agosto hasta el 26 de septiembre de 2020 en El Lobi. Más información está disponible en la página web: el-lobi.org.